Casados con la cocina

Las manos incansables del chef contagian al personal de seguir con la ilusión del querer saber de todo, aunque en cocina todo estar por llegar, y en cada plato se aventura un final feliz. Seguramente los cocineros estemos casados con los platos, y a ellos les dedicamos más horas que a nosotros mismos y a los que comparten nuestras vidas, esperando por los minutos de atención necesarios para hacer, de las pocas horas libres que nos quedan, una vida común a la del resto de los mortales. Este mundo aún no está preparado para recibir a los cocineros. El otoño setil nos está dejando en La Enoteca un auténtico desfile de platos que ya en crudo emanan aromas de tierra, mar y aire. Como canes, olfateamos las trufas blancas (con precios más altos que nuestros salarios) con setas de texturas admirables que sólo se interpretan con una rápida preparación, para que ni una organoléptica se escape por la puerta de atrás...donde duermen las cajas vacías de mercancía esperando por su reciclaje, necesario para que este planeta se degrade más despacio y nos dé así más otoños como este. Del mar tomamos los erizos, los berberechos y algas. Conjugamos estos en miso, sus espumas, el mar golpeando en la tierra para lanzar percebes en cremas de calabacín verdes como alegres praderas, donde los más tiernos corderos y wagyus comen lo más sano de la gastronomía del campo. Hoy es mi día libre y cocinaré en casa, eso sí, cenaré con mi otra mitad, sin ella estar casado con la cocina no sería posible. Gracias Papu por dejarme serte infiel con la cocina, te quiero!.

Comentarios

Dape. ha dicho que…
quien no deja ser infiel, cocinando! yo tb quierooo ,muy bueno lo que escribess ;) unha aperta cuñao
Anónimo ha dicho que…
Porque estais hechos el uno para el otro sois el pan y el chocolate

muasss

andi
Anónimo ha dicho que…
dura es la vida del cocinero y su familia, pero con pasión todo se puede sacar adelante.Muchos besos a los dos.ito jr.

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