Entonces es domingo, y hacemos caso a las señales, a las horas de los bancos, y a las largas esperas por un médico. Respetamos todo eso; por obligación, por respeto, porque sí. Tengo ahora el momento para anotar en mi cuaderno de aventuras, la de esta semana, y entonces pienso en dejar de ser tan correcto (quien me conoce lo sabe) y rompo la vara que agita la bandera blanca de paz. Y denuncio a toda esa gente que llega tarde a comer, que juega con el tiempo de los demás como si fuera de ellos, y que no sin éxito de conseguir su asesinato, se permiten el lujo de pensar y criticar el trabajo de los demás. Echo de menos a Santi, que hacía de esto un arte, y de mis domingos de sus lecturas una reflexión propia. Cerraré mi ventana de cordialidad a todo aquel que no respete el mi trabajo y, como en el cole, el de todos mis compañeros. Así que ahora disfrutaré de mi día, pensando en que el martes comenzaré una nueva semana. #felizdia
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