Al pasar la curva....

...que ilusión me hacía. Tardábamos horas desde Compostela en llegar, era como ir al fin del mundo, pero llegado a este punto los ojos como platos asomaban a través de las lunas del r-12, el regusto y los aromas llegaban al cerebro, y en unos metros al pasar la curva...la felicidad: La fábrica de chocolates de mi familia, el sueño de cualquier niño,recibiéndote con su Gallega en vidrio. Con la Yaya, y su cuento para dormir bien, su timbre en la nariz, y un gran surtido: lenguas de gato, cucuruchos, y el ladrido de Oliver, que nos daba la bienvenida. Ya en casa, el chirrío de la puerta de la cocina, la pandereta, el peine gigante, la desierta casa de la bisabuela...hacía indiscutible que ya estábamos allí...
El otro día pasaron Marta, Berto, Samuel y Senedú, por Barcelona, y como siempre cuando te reúnes con un trozo de familia, recuerdas la niñez. De mí dicen que era una buena pieza, ¡es más!descubrí que mis primos tenían un gato, lo que pasa es que se escondía cada vez que iba a Vigo, jejje.
También me contaba que iban al cajón de recortes, y se ponían morados...yo recuerdo difuminado todo aquello, soy el pequeño, pero en las aventuras de mis primos me introduzco, me gusta ser parte de esa historia. No por eso soy cocinero. Me gusta cocinar y me gusta el chocolate, por eso hoy dedico este apartado a mi familia del chocolate, al pollo con chocolate y a mis dos primos pequeños que son tan ricos como el chocolate.
Puede que este relato no tenga pies ni cabeza, quería compartirlo, con cariño, para todos los que algún día ven mas allá de la curva, y encuentran lo que les hace felices. Hoy vi esto, mañana, quién sabe, una finca escondida tras un limonero que tras la puerta de un Banco Pastor.....

Comentarios

Sergi ha dicho que…
Al pasar la curva....por fin ya mordia el chicle q mis padres m compraban y q yo mantenía en la boca para no perder ese sabor normalmente a menta que me hacía sentirme adulto porque no era fresa era MENTA ahhhh¡¡Bueno la curva raaasss y de repente Setiles despues de 5,6,8 horas de coche 3 cuando vivía en Madrid ahí estaba subido en el Castillo(montaña donde había antiguamente un castillo)imponente(para mi) con la torre de la iglesia,la ansiedad me recorría todo los musculos y martirizaba a mi padre (corre,corre)Mi abuela ya oía el coche y ya lloraba de alegria xq hacia justo un año que no nos veía...Acto seguido era coger la bicicleta q no se porque siempre se le rompían los frenos(sabotaje??)y solia tardar entre 1 y 3 dias en meterme un oxtión del 15 xq claro mi juego era alncanzar la velocidad de la luz en bicicleta(nunca lo conseguí)....esos bocatas de morcilla,chorizo o jamón cn pan tomaquet eran tesoros y esas noches sin fin cn los amigos jugando eran mil y una...esos capamentos sintiendome Rambo o haciendo un playback siendo el guitarrista de Mecano eran pura energia y como no los castigos por esconderme en la tienda de las chicas en codigo Chicho Terremoto...lo dejo ahí..eso tenía al pasar la curva...
Dr.Cyrano ha dicho que…
Sigue así don Jano, da gusto sentir esas historias...
Un abrazo
JJ
Unknown ha dicho que…
teniamos que ponernos todos a recordar los cuentos de la yaya, no podemos dejar q se pierdan en nuestra memoria, asi podremos contarselos algún día a nuestros nietos o amigos, seguro q se cagan de miedo como todos los iglesias

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