La esperanza de la ardilla
Por fin había conseguido la codiciada bellota. Bajaba del árbol pensando en el festín que le esperaba, mientras caminaba hacia su escondite en aquella ciudad. Una ciudad llena de gente que sólo se fijaban en los reflejos de los escaparates para verse a ellos mismos, en esas fechas plagadas de ofertas. Dejaba atrás la avenida para meterse en la calle principal. Tomaba aire para prepararse para cruzarla...Para la ardilla era una travesía; una aventura donde aquellos escasos metros marcaban la diferencia entre comer o no comer la preciada bellota. Comenzó a correr, algún viandante pegaba un pequeño grito ; “¡Sólo es una ardilla, señor…!”, un carrito, un pantín, “zig-zag”…¡¡¡Ya queda menos!!! Algo inesperado, un tropiezo…¡Y allá va la bellota! . Mira fijamente el rodar de la bellota... cuando la para un pie. Entonces se agazapa detrás de una boca de incendio, a esperar. Observa como el hombre del pie coge la bellota, se acerca a su hija y le explica cómo una simple bellota pue...